Las lonas taparon las camas, las pilchas y hasta la computadora de Mark. LLovió toda la noche pero lo bueno, acampando en las callecitas de los tambos a la orilla de una vieja estación, nadie se mojó. Y el asado, a campo abierto, se hizo.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
En pleno viaje, Alejandro herra.
Las lonas taparon las camas, las pilchas y hasta la computadora de Mark. LLovió toda la noche pero lo bueno, acampando en las callecitas de los tambos a la orilla de una vieja estación, nadie se mojó. Y el asado, a campo abierto, se hizo.
La yunta de tovianos negros del carro grande, y una herradura perdida en la huella que es rápidamente vuelta a colocar..
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